viernes, 27 de marzo de 2009

Nota en Chilango.com y en Chilango impresa


Si afuera del Bellopuerto hubiera arenita blanca en lugar de asfalto y adoquín no cabría la menor duda de que el DF tiene playa. Y es que el decorado del lugar: todo de madera blanca (que parece a propósito avejentada) y los toques de colores vivos indican que, sin importar el día nublado, hay que vivir la comida como si se estuviera bajo calor de 40 grados; un gran acierto en la decoración.
Se antojaría escuchar un poco de bachata, ballenato o cumbia para acompañar los mariscos pero hay que guardárselo porque ya de puertas para dentro el concepto es mucho más contemporáneo: tanto en la música como en la presentación de los platillos.
Un buen comienzo para abrir el estómago son los platillos en crudo como los aguachiles, una modalidad que se ha vuelto cada vez más popular entre los chilangos; te recomendamos pedirlo negro y acompañarlo con una cerveza para sentir el picor y la acidez del limón. También manejan ostiones en concha y almejas vivas.
Si prefieres entrar con un plato caliente sirven un caldo de camarón y las clásicas quesadillas fritas rellenas de machaca de pescado (tienen muy buen sazón) o de camarón rebosado.
Hay que irse un poco despacio y no quedarse en las entradas para llegar alas especialidades: filete de pescado al gusto (mojo de ajo, a la talla, a la diabla o sencillamente empanizado), o un arroz negro con pulpo, calamar y almeja: un platillo consiente por el que vale la pena ensuciarse la boca; el arroz está impregnado del sabor de los mariscos.
Para los alérgicos o los que no le entran a la cocina del mar (y cayeron aquí por error) hay opciones como el filete de res a la parrilla con elote y champiñones salteados o pechuga de pollo en adobo, no son las mejores cartas del lugar pero te pueden sacar del paso.
La lista de postres es breve, para probarlos si sólo tienes ganas de quitarte el antojo de algo dulce: prueba algo sencillito como la tapioca en salsa de coco o un brownie con salsa de chocolate.
El servicio es bastante informal y si hay algo que es para envidiarse es el uniforme: todos visten guayaberas para complementar un concepto que por todas partes parece gritar: que en el mar todo es felicidad. Eso sí, aguas al ir al baño, el espacio es un poco reducido, hay que agacharse para no pegarse (por descuido) con la pared.

martes, 17 de marzo de 2009

jueves, 12 de marzo de 2009